Compras con propósito

Compras con propósito

Mediante la innovación las marcas compiten en los lineales con ofertas cada vez más variadas, trabajando sus productos para ser los más llamativos, ricos, sabrosos y saludables.

El consumidor es cada vez más cambiante y sus criterios de compra no son fáciles de prever en un entorno en el que los cambios de tendencias surgen de todas las partes del mundo y se mueven por las constantes fluctuaciones del mercado de la forma más inesperada.

Como consumidores tenemos miles de opciones de compra que nos llevan a tomar decisiones con mucha información sobre los productos, experiencias, valores y forma de trabajar de una marca.

Podemos conocer quién hay detrás de un producto, como se hace su producción, que ingredientes tiene, quienes son sus inversores y que piensan los miembros de su equipo.

Pero ¿qué está buscando el nuevo consumidor?

Los consumidores están cambiando y valoran mucho estar alineados con las empresas a las que compran los productos, buscan algo que les haga sentir bien cuando compran, quieren ser parte del cambio hacia una sociedad mejor.

Los últimos datos sacados de una encuesta hecha por Google TNS y Ogilvy nos lo demuestran: Los consumidores eligen las marcas relacionadas con lo que les apasiona y con sus intereses con una frecuencia un 42% mayor que las que solo les invitan a comprar el producto anunciado. "Por consiguiente, su ruta de compra también es su ruta hacia el propósito." (“El propósito determina las compras de los nuevos consumidores”).

Desde hace unos años podemos ver en los reportes anuales de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) la alineación de muchas multinacionales con causas sociales y ambientales, trabajando con proveedores locales o buscando formas de aportar parte de sus beneficios a organizaciones benéficas.

También durante este tiempo se han desarrollado vías de trabajo para alinear la cadena de producción a unos valores más humanos del trabajo y buscando proveedores que cumplieran las buenas prácticas con sus trabajadores.

Últimamente no paramos de oír sobre la sostenibilidad ambiental y muchas de las marcas han volcado sus iniciativas hacia la necesidad creciente de respetar el planeta y el impacto que generan sus actividades.

Así que hemos empezado a comprar productos sin plástico, de cercanía, ecológicos o con una huella de carbono considerablemente más baja.

Pero los consumidores están pidiendo algo más, están pidiendo que las empresas nos muestren su propósito, su razón de ser, de existir.

¿Qué es una empresa con propósito?

Podemos encontrar muchas definiciones y artículos de marketing donde se evalúan qué es y que no es una empresa con propósito, nosotros hemos destacado estas 3 características centradas en los 3 puntos más importantes:

  • Benefician a la sociedad y a su entorno.
  • Son inspiradoras y promueven un cambio de mentalidad.
  • Son constantes y coherentes en todo lo que hacen.

Son muchas las empresas que trabajan alineándose con un propósito claro de impacto en la sociedad y su entorno.

Los consumidores, y también los inversores demandan empresas con propósito que impacten de forma positiva a través de su actividad.

¿No es esto realmente un valor social que aporta a todos un beneficio?

Muchas contribuyen donando excedentes a colectivos desfavorecidos o trabajando en promover el trabajo digno a todas las personas en exclusión social, en la integración y en la diversidad, sin dejar a nadie atrás, cambiando mentalidades y realidades.

Ya es una realidad que está llegando, se trata de crear empresas que fabriquen productos interesantes y competitivos además de promover el trabajo de colectivos vulnerables, una realidad que favorece a unos y otros, a ti y a mí, y por supuesto a él o ella que no tienen mas oportunidades.

Y es que en realidad estamos hablando de un concepto que no es nuevo, sino que se ha incorporado en nuestra forma de consumir porque queremos ser coherentes en nuestras acciones y decisiones diarias, y así se lo exigimos también a las empresas.

Cada uno de los productos que consumimos tienen una historia y una trazabilidad que nos lleva a una forma de trabajar, de cuidar el entorno y de repercutir en la sociedad.

Lo que está claro es que como consumidores tenemos una responsabilidad en nuestras compras.

Todos y cada uno de nosotros somos libres a la hora de comprar y por eso somos también parte del problema o de la solución.

Se ve muy fácilmente en lo que compramos a diario, en alimentación, por ejemplo, buscamos productos que satisfagan nuestras necesidades en un primer momento, la nutrición, un capricho o la simple curiosidad suelen ser alguna de nuestras motivaciones de compra.

Pero también hay otras motivaciones y cada vez se ve más que las empresas trabajan para ser coherentes con valores que son aplaudidos por generar un impacto positivo en el entorno en el que desarrollan su actividad.

Esto lo tienen claro los consumidores más conscientes, aquellos que saben que cada compra es un voto por y para un futuro diferente.

 

Comprando RobinGood estarás apoyando la inclusión social generando empleo a personas en riesgo de exclusión social practicando la compra con propósito.

¿Te unes?

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